A la memoria de Gonzalo Millán
Deben ser como las cuatro de la tarde, estoy parado frente a mi ventana
Mirando por entre medio del cristal –no es un día triste-
Y me acuerdo al mirar mi escritorio y ver allí un libro de Lira de aquel
Poema de Bertoni que habla de la muerte del poeta; en ese poema donde cuenta
Que salió y supo que había muerto Teillier; y que al volver a casa
tuvo que hacer un millar de cosas: comprar unos huevos, visitar a su hermana
y que también se acordó de Lira;
y no me acuerdo de esto al azar, me acordé porque no sé
cómo supe que había muerto hace dos o tres semanas Gonzalo Millán
y al igual que Teillier no salió ni en la radio ni en las noticias
ni en parte alguna (debe haber salido –por algo lo supe- pero yo no tuve idea
a través de la prensa).
Justamente (el azar que cabe en todas las cosas) leyendo el “Artes y letras” en la revista
Del libro del “mercurio” salía una entrevista a Manuel Silva Acevedo,
En esa entrevista contaba acerca de Gonzalo Millán
-justamente el azar- contaba acerca de que Millán otorgó su vida
-tal como Teillier y como Lihn- a la poesía y que, como un monje,
se encerró y en vez rezos se dedicó a escribir: con oficio
(disciplina militar), dejó de lado su vida, su carne, sus huesos, sus ojos,
y un fulminante cáncer se lo llevó seis metros bajo tierra.
También me acuerdo porque encima de mi escritorio tengo un libro de Manuel Silva
/Acevedo,
de allí siempre se me viene a la mente ese poema que dice:
toda forma carnal es dolor,
es una llaga en el costado
deben ser como las tres y media (o cuatro) de la tarde,
y estoy echado en mi cama, con la guata sudada y la cabeza alborotada
-hablando huevadas- mirando a mi alrededor como un ser –un bicho-
que no sabe donde se encuentra, que nada le pertenece, y que sin embargo,
a fuerza de empujones, de empellones, de patadas en el traste
tiene que asomarse y reír y moverse y comer y defecar y orinar
y pensándolo bien hace un rato tenía ganas de cagar, y tenía ganas de escribir,
y preferí cagar antes de escribir, y pienso si es que Millán hubiese cagado o escrito
primero, porque cagar es una necesidad, pero escribir también es una necesidad;
aunque cualquiera de las dos sería una buena opción –cagar o escribir. Si ambas son la
/misma cosa:
cagarse.
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